Con el concepto de ser un "pequeño pueblo" dentro de la ciudad, la propuesta de jardín infantil modular de Adam Wiercinski busca entregar un enfoque diferente al mundo cotidiano de los niños a través de la arquitectura. Con una superficie de 95 metros cuadrados y capacidad para 25 niños, el módulo básico de toda la estructura entrega la flexibilidad necesaria para organizar los recintos interiores de acuerdo a sus funciones y permite la ampliación del edificio a futuro. Más información e imágenes después del salto.
La
configuración del edificio en planta funciona como una pequeña ciudad; calle
principal, calles secundarias y plazas que se extienden y conectan con casas
dispersas entre ellas. La
unidad contiene un salón de usos múltiples, servicios, vestuarios, sala de
máquinas y un espacio de almacenamiento.
Además de las cuatro "casa principales", otras contienen el área administrativa, la cocina y una sala de ejercicios. Ellos se diferencian en la forma de la cubierta y el material de sus fachadas.
La
construcción de este objeto se produce a través de una compleja grilla con marcos de tres tamaños diferentes, permitiendo la disposición de
"casas modulares" en su interior y la posibilidad de ampliar el edificio en
cualquier dirección. Los
espacios abiertos se componen por terrazas y jardines con
invernaderos y cultivos, donde los niños en edad preescolar aprenden
conceptos básicos de la ecología.
Los
espacios abiertos se componen por terrazas y jardines con
invernaderos y cultivos, donde los niños en edad preescolar aprenden
conceptos básicos de la ecología.
Los segmentos
funcionales (o "casas de campo") están conectadas por la zona del
vestíbulo, cuya tarea, además de la integración del total, es entregar
un espacio adicional para el jardín, entendiendo que sus necesidades
espaciales pueden variar en el futuro.